Después de su duro paso por Supervivientes 2025 y venciendo a Álvaro Muñoz Escassi, Borja González se ha convertido -después de los 3 meses de concurso-, en el ganador de la edición con el apoyo inagotable de su mayor fan: su pareja, Ana López.
Y este periodo separados no ha sido la novedad, no es la primera vez que ponen distancia entre ellos, ya que conocimos su relación por su paso de la pareja en La isla de las Tentaciones. Si bien pasaron la prueba, y continuaron su relación, la pareja es el mejor ejemplo de resiliencia y confianza con todos los problemas a los que se ha enfrentado de un tiempo a esta parte.
Pero antes de analizar los baches a los que Borja y Ana han hecho frente como el mejor de los quipos, ¿cómo empezó su historia de amor? Cuando les conocimos en el programa presentado por Sandra Barneda, llevaban cuatro años de relación, pero lo cierto es que cuando sus caminos se cruzaron por primera vez, ambos tenían pareja.
En aquel momento, los valencianos se conocían de vista al frecuentar los mismos sitios y, de hecho, tenían amigos en común, pero no surgió nada entre ellos. Con el tiempo, tras haber terminado esas relaciones, empezaron a seguirse y quedaron en persona, lo que fue el comienzo de su historia de amor.
Aunque la prueba de fuego más conocida a la que se enfrentaron fue en el reality show de Mediaset, sobre todo cuando Ana empezó a congeniar con Napoli. Sin embargo todas las dudas se solventaron cuando, en la hoguera final, decidieron salir juntos.
La sorpresa vino cuando, en su regreso a España, Ana se quedó embarazada. Una noticia inesperada para la pareja que intentaron llevar de la manera más discreta posible, ya que se estaba emitiendo el programa y querían evitar spoilers a toda costa. Por fin, en el reencuentro que tiene lugar ocho meses después de abandonar la isla, pudieron anunciarlo para alegría de sus compañeros y compartir públicamente el nacimiento de su pequeño, Luca.
Además de que Ana ha sido transparente acerca de las dificultades del posparto, se añadió a la ecuación las dificultades que experimentó la pareja cuando, con un pequeño de 7 meses, se vieron afectados por la DANA, y estuvieron durante semanas sin luz ni gas.
De hecho, antes de que Borja pusiera rumbo a Honduras, la influencer reveló en la docuserie Recién nacidos que estaban en un momento delicado por las dificultades a la hora de organizarse y lidiar con el estrés, ya que combinan sus trabajos con la crianza.
Por su parte, en el diario As, Borja reveló que habían llegado a hablar de separarse por el bien de Luca, sin embargo apostaron por darse una nueva oportunidad. Una decisión que supuso enfrentarse al concurso de supervivencia en un momento emocionalmente delicado. Pero el desenlace no podría ser más positivo: sirvió para que ambos reflexionaran, reconfirmar sus prioridades y decidieran seguir juntos.
Es más, compartiendo sus problemas y dudas no hacen otra cosa más que normalizar lo que pasa en todas las relaciones cuando crece la familia: que es un cambio inmenso, que surgen discusiones y que la pareja pasa uno de los momentos más frágiles, lo que provoca distanciamiento.
Una vez reunidos de nuevo en España, Borja llegó a decirle a Sandra Barneda que logró irse gracias a que Ana se quedó con su pequeño: «Si ella no se hubiera quedado con mi hijo, yo no habría ido a Supervivientes. Y, a lo mejor, ha sido más dura la supervivencia de ella fuera que la mía dentro». Unas palabras que adquieren todo el sentido del mundo si recordamos que la influencer reivindicaba que el cheque de 200.000 euros del premio también le correspondía a ella (además su postura llega en un momento en el que el debate de los cuidados y otros trabajos no remunerados está más candente que nunca).
Ante la pregunta de si Ana y Borja volverán a tener crisis, la respuesta más lógica es que sí. Pero lo más importante es que volverán a poder enfrentarla codo con codo. Las herramientas que han ido desarrollando, los aprendizajes al respecto, y la autocrítica que saben que tienen que hacer sobre su manera de discutir -porque la impulsividad de Ana con la defensiva de Borja puede dificultar que haya puntos de encuentro-, serán algunas de las claves para evitar esas grandes discusiones que arrasan con todo lo que encuentran por medio. Por eso la pareja es un gran ejemplo de que la clave no es evitar discutir o intentar anticiparse a los problemas, es gestionarlo de una manera que no desgaste.
El ganador de ‘Supervivientes 2025’ y la empresaria han vivido una transformación en su historia de amor más allá de las cámaras
por Mara Mariño. Después de su duro paso por Supervivientes 2025 y venciendo a Álvaro Muñoz Escassi, Borja González se ha convertido -después de los 3 meses de concurso-, en el ganador de la edición con el apoyo inagotable de su mayor fan: su pareja, Ana López.. Y este periodo separados no ha sido la novedad, no es la primera vez que ponen distancia entre ellos, ya que conocimos su relación por su paso de la pareja en La isla de las Tentaciones. Si bien pasaron la prueba, y continuaron su relación, la pareja es el mejor ejemplo de resiliencia y confianza con todos los problemas a los que se ha enfrentado de un tiempo a esta parte.. Pero antes de analizar los baches a los que Borja y Ana han hecho frente como el mejor de los quipos, ¿cómo empezó su historia de amor? Cuando les conocimos en el programa presentado por Sandra Barneda, llevaban cuatro años de relación, pero lo cierto es que cuando sus caminos se cruzaron por primera vez, ambos tenían pareja.. En aquel momento, los valencianos se conocían de vista al frecuentar los mismos sitios y, de hecho, tenían amigos en común, pero no surgió nada entre ellos. Con el tiempo, tras haber terminado esas relaciones, empezaron a seguirse y quedaron en persona, lo que fue el comienzo de su historia de amor.. Aunque la prueba de fuego más conocida a la que se enfrentaron fue en el reality show de Mediaset, sobre todo cuando Ana empezó a congeniar con Napoli. Sin embargo todas las dudas se solventaron cuando, en la hoguera final, decidieron salir juntos.. La sorpresa vino cuando, en su regreso a España, Ana se quedó embarazada. Una noticia inesperada para la pareja que intentaron llevar de la manera más discreta posible, ya que se estaba emitiendo el programa y querían evitar spoilers a toda costa. Por fin, en el reencuentro que tiene lugar ocho meses después de abandonar la isla, pudieron anunciarlo para alegría de sus compañeros y compartir públicamente el nacimiento de su pequeño, Luca.. Además de que Ana ha sido transparente acerca de las dificultades del posparto, se añadió a la ecuación las dificultades que experimentó la pareja cuando, con un pequeño de 7 meses, se vieron afectados por la DANA, y estuvieron durante semanas sin luz ni gas.. De hecho, antes de que Borja pusiera rumbo a Honduras, la influencer reveló en la docuserie Recién nacidos que estaban en un momento delicado por las dificultades a la hora de organizarse y lidiar con el estrés, ya que combinan sus trabajos con la crianza.. Resiliencia en pareja. Por su parte, en el diario As, Borja reveló que habían llegado a hablar de separarse por el bien de Luca, sin embargo apostaron por darse una nueva oportunidad. Una decisión que supuso enfrentarse al concurso de supervivencia en un momento emocionalmente delicado. Pero el desenlace no podría ser más positivo: sirvió para que ambos reflexionaran, reconfirmar sus prioridades y decidieran seguir juntos.. Es más, compartiendo sus problemas y dudas no hacen otra cosa más que normalizar lo que pasa en todas las relaciones cuando crece la familia: que es un cambio inmenso, que surgen discusiones y que la pareja pasa uno de los momentos más frágiles, lo que provoca distanciamiento.. Una vez reunidos de nuevo en España, Borja llegó a decirle a Sandra Barneda que logró irse gracias a que Ana se quedó con su pequeño: «Si ella no se hubiera quedado con mi hijo, yo no habría ido a Supervivientes. Y, a lo mejor, ha sido más dura la supervivencia de ella fuera que la mía dentro». Unas palabras que adquieren todo el sentido del mundo si recordamos que la influencer reivindicaba que el cheque de 200.000 euros del premio también le correspondía a ella (además su postura llega en un momento en el que el debate de los cuidados y otros trabajos no remunerados está más candente que nunca).. Ante la pregunta de si Ana y Borja volverán a tener crisis, la respuesta más lógica es que sí. Pero lo más importante es que volverán a poder enfrentarla codo con codo. Las herramientas que han ido desarrollando, los aprendizajes al respecto, y la autocrítica que saben que tienen que hacer sobre su manera de discutir -porque la impulsividad de Ana con la defensiva de Borja puede dificultar que haya puntos de encuentro-, serán algunas de las claves para evitar esas grandes discusiones que arrasan con todo lo que encuentran por medio. Por eso la pareja es un gran ejemplo de que la clave no es evitar discutir o intentar anticiparse a los problemas, es gestionarlo de una manera que no desgaste.
