Un nuevo hito en astronomía sacude a la comunidad científica ya que la colaboración internacional LIGO-Virgo-KAGRA (LVK) ha detectado la fusión de los agujeros negros más masivos jamás registrados mediante ondas gravitacionales. El evento, identificado como GW231123, tuvo lugar el 23 de noviembre de 2023 y ha generado un agujero negro final con una masa estimada de 225 veces la del Sol.. La detección fue realizada durante el cuarto ciclo de observación de la red LVK, que agrupa los interferómetros LIGO (EE.UU.), Virgo (Italia) y KAGRA (Japón). Esta señal será uno de los grandes protagonistas de la 24.ª Conferencia Internacional sobre Relatividad General y Gravitación, que se celebra en julio de 2025 en Glasgow, Escocia.. La magnitud del hallazgo no es solo cuestión de tamaño. El evento desafía los modelos actuales de formación estelar, ya que, según la teoría estándar, no deberían existir agujeros negros con estas masas. Una hipótesis sugiere que cada componente del sistema binario que colisionó pudo haberse formado a partir de fusiones previas de agujeros negros más pequeños.. La señal ha requerido análisis avanzados y modelado complejo, debido a la alta rotación de los objetos implicados, cercana al límite teórico permitido por la relatividad general de Einstein. “Este es el sistema binario de agujeros negros más masivo que hemos observado mediante ondas gravitacionales”, destaca Mark Hannam, físico teórico de la Universidad de Cardiff. “Su origen sigue siendo un enigma”.. Desde que LIGO detectó por primera vez ondas gravitacionales en 2015, la red LVK ha observado más de 500 eventos cósmicos, pero ninguno con una señal tan desafiante como GW231123. La comunidad científica ya trabaja para desentrañar sus implicaciones, lo que podría tardar años.. “Es un claro recordatorio de lo mucho que podemos aprender del universo a través de las ondas gravitacionales”, subraya Sophie Bini, investigadora en Caltech. Mientras, los datos calibrados ya están disponibles en el Centro de Ciencia Abierta de Ondas Gravitacionales (GWOSC), invitando a científicos de todo el mundo a analizar esta asombrosa danza cósmica entre gigantes invisibles.
Un nuevo hito en astronomía sacude a la comunidad científica ya que la colaboración internacional LIGO-Virgo-KAGRA (LVK) ha detectado la fusión de los agujeros negros más masivos jamás registrados mediante ondas gravitacionales. El evento, identificado como GW231123, tuvo lugar el 23 de noviembre de 2023 y ha generado un agujero negro final con una masa estimada de 225 veces la del Sol.
La detección fue realizada durante el cuarto ciclo de observación de la red LVK, que agrupa los interferómetros LIGO (EE.UU.), Virgo (Italia) y KAGRA (Japón). Esta señal será uno de los grandes protagonistas de la 24.ª Conferencia Internacional sobre Relatividad General y Gravitación, que se celebra en julio de 2025 en Glasgow, Escocia.
La magnitud del hallazgo no es solo cuestión de tamaño. El evento desafía los modelos actuales de formación estelar, ya que, según la teoría estándar, no deberían existir agujeros negros con estas masas. Una hipótesis sugiere que cada componente del sistema binario que colisionó pudo haberse formado a partir de fusiones previas de agujeros negros más pequeños.
La señal ha requerido análisis avanzados y modelado complejo, debido a la alta rotación de los objetos implicados, cercana al límite teórico permitido por la relatividad general de Einstein. “Este es el sistema binario de agujeros negros más masivo que hemos observado mediante ondas gravitacionales”, destaca Mark Hannam, físico teórico de la Universidad de Cardiff. “Su origen sigue siendo un enigma”.
Desde que LIGO detectó por primera vez ondas gravitacionales en 2015, la red LVK ha observado más de 500 eventos cósmicos, pero ninguno con una señal tan desafiante como GW231123. La comunidad científica ya trabaja para desentrañar sus implicaciones, lo que podría tardar años.
“Es un claro recordatorio de lo mucho que podemos aprender del universo a través de las ondas gravitacionales”, subraya Sophie Bini, investigadora en Caltech. Mientras, los datos calibrados ya están disponibles en el Centro de Ciencia Abierta de Ondas Gravitacionales (GWOSC), invitando a científicos de todo el mundo a analizar esta asombrosa danza cósmica entre gigantes invisibles.