Nacido en Chicago en 1952 bajo el nombre de Laurence Tureaud, el mundo lo conoció por el sencillo apodo de Mr. T.
Saltó a la fama en los años ’80 por su estilo absolutamente inconfundible que nadie más que él podría haber llevado con el mismo resultado: corte de pelo mohicano, varios kilos de oro encadenados al cuello y una actitud de oso cariñoso desafiante.
Su papel de Clubber Lang en Rocky III (1982) lo convirtió casi en un fenómeno cultural, pero cuando, ese mismo año, se vistió su icónico papel de M. A. Barracus en El equipo A su fama estalló. Su coletilla, «me compadezco del tonto que» («I pity the fool»), se convirtió en el acto en parte del vocabulario pop, y fue explotada durante décadas por el actor y la publicidad, llegando a ser un programa de telerrealidad ya en 2006.
Durante toda su carrera, y haciendo gala de su popularidad y carisma, Tureaud es un habitual de causas y eventos benéficos. Su campaña en los ’80 para decir «No a la droga» fue de las más exitosas de entonces, y se ganó al público infantojuvenil con el programa Be Somebody… or Be Somebody’s Fool!, donde daba consejos motivacionales.
Fue a mediados de los ’90 cuando su carrera y su vida se vieron fuertemente truncadas cuando le diagnosticaron linfoma T. Pasó varios años en tratamiento contra la enfermedad, y su presencia mediática se redujo a mínimos.
Tras su recuperación, el actor dio un giro a su imagen que se percibió como honesto. Por ejemplo, contó en algunas entrevistas que había decidido dejar de usar sus míticas cadenas de oro tras el huracán Katrina, porque consideraba de mal gusto tal ostentación de riqueza mientras tanta gente lo estaba pasando muy mal. Su imagen se vinculó entonces, como venía siendo lo habitual, a una personalidad fuerte, carismática y de profundos valores cristianos.
Aunque en los últimos años ha seguido teniendo presencia mediática de forma puntual, cada vez es menor su frecuencia en televisión. Una de sus apariciones más conocidas de los últimos años fue en 2017, cuando participó en Dancing with the Stars, donde, aunque fue eliminado en las primeras rondas, consiguió ganarse al público con su habitual sentido del humor.
A sus setenta y tres años, vive retirado en su Chicago natal, intentado mantenerse alejado del foco, aunque de vez en cuando recupera su figura de «entrenador motivacional» en redes sociales y convenciones.
Famoso en los años ’80 y abanderado de varias causas, el exactor vive, a sus 73 años, retirado en Chicago y alejado del foco mediático.
por Jessica Gómez. Nacido en Chicago en 1952 bajo el nombre de Laurence Tureaud, el mundo lo conoció por el sencillo apodo de Mr. T.. Saltó a la fama en los años ’80 por su estilo absolutamente inconfundible que nadie más que él podría haber llevado con el mismo resultado: corte de pelo mohicano, varios kilos de oro encadenados al cuello y una actitud de oso cariñoso desafiante.. Su papel de Clubber Lang en Rocky III (1982) lo convirtió casi en un fenómeno cultural, pero cuando, ese mismo año, se vistió su icónico papel de M. A. Barracus en El equipo A su fama estalló. Su coletilla, «me compadezco del tonto que» («I pity the fool»), se convirtió en el acto en parte del vocabulario pop, y fue explotada durante décadas por el actor y la publicidad, llegando a ser un programa de telerrealidad ya en 2006.. Durante toda su carrera, y haciendo gala de su popularidad y carisma, Tureaud es un habitual de causas y eventos benéficos. Su campaña en los ’80 para decir «No a la droga» fue de las más exitosas de entonces, y se ganó al público infantojuvenil con el programa Be Somebody… or Be Somebody’s Fool!, donde daba consejos motivacionales.. Fue a mediados de los ’90 cuando su carrera y su vida se vieron fuertemente truncadas cuando le diagnosticaron linfoma T. Pasó varios años en tratamiento contra la enfermedad, y su presencia mediática se redujo a mínimos.. Tras su recuperación, el actor dio un giro a su imagen que se percibió como honesto. Por ejemplo, contó en algunas entrevistas que había decidido dejar de usar sus míticas cadenas de oro tras el huracán Katrina, porque consideraba de mal gusto tal ostentación de riqueza mientras tanta gente lo estaba pasando muy mal. Su imagen se vinculó entonces, como venía siendo lo habitual, a una personalidad fuerte, carismática y de profundos valores cristianos.. Aunque en los últimos años ha seguido teniendo presencia mediática de forma puntual, cada vez es menor su frecuencia en televisión. Una de sus apariciones más conocidas de los últimos años fue en 2017, cuando participó en Dancing with the Stars, donde, aunque fue eliminado en las primeras rondas, consiguió ganarse al público con su habitual sentido del humor.. A sus setenta y tres años, vive retirado en su Chicago natal, intentado mantenerse alejado del foco, aunque de vez en cuando recupera su figura de «entrenador motivacional» en redes sociales y convenciones.
