Los niños tontos no es un libro para niños. Así lo dijo su autora, la barcelonesa Ana María Matute, cuando lo escribió a finales de los años 50. Se cumplen en 2025 cien años del nacimiento de esta autora que parecía un hada blanca con su lenguaje calmado y, sin embargo, era una narradora cruel, porque cruel fue el momento que le tocó vivir como heredera de una guerra civil y pagana de una censura absurda.. Tres escritores le han tributado un homenaje en el marco de la 84 Feria del Libro de Madrid, en el pabellón CaixaForum, cuyas paredes acristaladas permitían ver el flujo de visitantes que circulaba desde primeras horas de la mañana por un apabullante parque de El Retiro. Eso, tras un inesperado cierre en el día de la inauguración, el viernes 30, por circunstancias climatológicas adversas.. Dolores Redondo, Manuel Vilas y María Paz Ortuño han debatido sobre la figura de Matute, autora elemental, entre muchos, de títulos como los cuentos citados, Primera Memoria y Olvidado Rey Gudú.. Los tres, moderados por la periodista Laura Barrachina y en presencia de otros narradores y seguidores de la escritora que ganó el premio Cervantes en 2011, se han referido como lectores a su obra, y en concreto a Los niños tontos, que la editorial Destino ha reeditado de manera primorosa con la inclusión de dos relatos censurados en su momento: El ahogadito y El otro niño tonto.. Un libro casi pionero, porque como han dicho los tres narradores, inventó el género del microrrelato, con una observancia durísima y cruel de la realidad a través de niños «a los que sus madres no quieren».. Los tres han convenido en suscribir las palabras dichas por María Paz Ortuño, una de las mejores conocedoras de la obra de Matute y prologuista en esta edición conmemorativa. «No entendería mi vida sin Ana María Matute». Cada uno de ellos ha señalado, además, el libro que les marcó y sus razones.. Ortuño leía a sus 9 años a autores como Verne, Dickens, las Bronte… Hasta que cayó en sus manos Los niños tontos, el primer libro que leyó de Matute, o de Ana Mari, como la llamaría ella misma años después, al convertirse no solo en experta, sino también en amiga personal de esta gran escritora.. María Paz Ortuño habló de la pérdida de la infancia como de uno de los temas fundamentales en la prosa de Matute.. Manuel Vilas elevó por su parte a la categoría de adjetivo, matutiano, «el desvalimiento de los protagonistas de sus novelas. Creó una orfandad que tuvo una trascendencia no solo sentimental, sino de todo un país que salía de una posguerra. Con 11 años, se echó encima la historia». Como lector, él la descubrió con Olvidado Rey Gudú, que casi sentó las bases del género fantástico.. Por su parte, Dolores Redondo dijo: «Mi Matute es muy especial, la había leído a pequeños retazos en el colegio religioso. La novela que me marcó de adolescente, sabiendo que quería ser escritora, fue Pequeño teatro. Me enseñó que un pequeño pueblo de mar, (yo soy hija de marino y odiaba el lugar donde había nacido) en que parece que nada se mueve, es un lugar donde pueden ocurrir todas las cosas. Me enseñó a cambiar mi mirada y a captar cosas».. La directora de la Feria del Libro, Eva Orúe, también destacó la fuerza de esta escritora universal, que tanto caló en generaciones posteriores. Y elevó un ‘grito’ que todos suscribieron: ¡Viva la Matute!
Los niños tontos no es un libro para niños. Así lo dijo su autora, la barcelonesa Ana María Matute, cuando lo escribió a finales de los años 50. Se cumplen en 2025 cien años del nacimiento de esta autora que parecía un hada blanca con su lenguaje calmado y, sin embargo, era una narradora cruel, porque cruel fue el momento que le tocó vivir como heredera de una guerra civil y pagana de una censura absurda.. Tres escritores le han tributado un homenaje en el marco de la 84 Feria del Libro de Madrid, en el pabellón CaixaForum, cuyas paredes acristaladas permitían ver el flujo de visitantes que circulaba desde primeras horas de la mañana por un apabullante parque de El Retiro. Eso, tras un inesperado cierre en el día de la inauguración, el viernes 30, por circunstancias climatológicas adversas.. Dolores Redondo, Manuel Vilas y María Paz Ortuño han debatido sobre la figura de Matute, autora elemental, entre muchos, de títulos como los cuentos citados, Primera Memoria y Olvidado Rey Gudú.. Los tres, moderados por la periodista Laura Barrachina y en presencia de otros narradores y seguidores de la escritora que ganó el premio Cervantes en 2011, se han referido como lectores a su obra, y en concreto a Los niños tontos, que la editorial Destino ha reeditado de manera primorosa con la inclusión de dos relatos censurados en su momento: El ahogadito y El otro niño tonto.. Un libro casi pionero, porque como han dicho los tres narradores, inventó el género del microrrelato, con una observancia durísima y cruel de la realidad a través de niños «a los que sus madres no quieren».. Los tres han convenido en suscribir las palabras dichas por María Paz Ortuño, una de las mejores conocedoras de la obra de Matute y prologuista en esta edición conmemorativa. «No entendería mi vida sin Ana María Matute». Cada uno de ellos ha señalado, además, el libro que les marcó y sus razones.. Ortuño leía a sus 9 años a autores como Verne, Dickens, las Bronte… Hasta que cayó en sus manos Los niños tontos, el primer libro que leyó de Matute, o de Ana Mari, como la llamaría ella misma años después, al convertirse no solo en experta, sino también en amiga personal de esta gran escritora.. Los niños tontos, de Matute.CEDIDA. María Paz Ortuño habló de la pérdida de la infancia como de uno de los temas fundamentales en la prosa de Matute.. Manuel Vilas elevó por su parte a la categoría de adjetivo, matutiano, «el desvalimiento de los protagonistas de sus novelas. Creó una orfandad que tuvo una trascendencia no solo sentimental, sino de todo un país que salía de una posguerra. Con 11 años, se echó encima la historia». Como lector, él la descubrió con Olvidado Rey Gudú, que casi sentó las bases del género fantástico.. Por su parte, Dolores Redondo dijo: «Mi Matute es muy especial, la había leído a pequeños retazos en el colegio religioso. La novela que me marcó de adolescente, sabiendo que quería ser escritora, fue Pequeño teatro. Me enseñó que un pequeño pueblo de mar, (yo soy hija de marino y odiaba el lugar donde había nacido) en que parece que nada se mueve, es un lugar donde pueden ocurrir todas las cosas. Me enseñó a cambiar mi mirada y a captar cosas».. La directora de la Feria del Libro, Eva Orúe, también destacó la fuerza de esta escritora universal, que tanto caló en generaciones posteriores. Y elevó un ‘grito’ que todos suscribieron: ¡Viva la Matute!
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