Desde que Spilberg lo convirtió en toda una pesadilla en los años 70, el cine, la televisión y la cultura pop se han encargado de moldear la imagen del tiburón haciendo de él un depredador despiadado. Pero detrás del mito y del miedo, hay un animal fascinante, esencial para el equilibrio marino y muy diferente al villano que nos contaron. ¿Qué parte es realidad y qué parte es solo una historia contada a medias?. ¿Los humanos son comida para los tiburones?. Empecemos por el principio: ¿Todos los tiburones comen humanos? La respuesta corta es no. Los tiburones no consideran a los humanos como parte de su dieta. Los casos en los que se han producido mordeduras suelen estar relacionados con la confusión: el tiburón está buscando presas de tamaño similar, como focas o delfines, y confunde a un nadador o surfista con su alimento habitual. La inmensa mayoría de las más de 500 especies de tiburón que existen se alimentan de peces, calamares, almejas u otros invertebrados marinos.. Así lo explica Ignasi Nuez Rodríguez, miembro del Grupo de Investigación de Grandes Vertebrados Marinos de la Universidad de Barcelona (UB) para Newtral: «De las más de 500 especies de tiburón conocidas en la actualidad apenas una decena están consideradas como potencialmente peligrosas para el ser humano», señala.. Su forma de alimentarse, además, es muy diversa. Están los gigantes filtradores como el tiburón ballena, que se alimenta de plancton atrapado con sus branquias modificadas; y otros como el tiburón nodriza, que habita en el fondo del mar y se alimenta por succión, como si «inhalara» a sus presas.. Una persona alimenta a un tiburón.Getty Images/imageBROKER RF. Por su parte, el especialista Marc Aquino Baleytó, del Institut de Ciències del Mar (ICM-CSIC) subraya para el mismo medio, que es importante diferenciar entre ataques provocados y no provocados. En los primeros, suele haber una acción humana previa, como cebar el agua con carne o pescado para atraer al animal o acercarse demasiado a grabarlo.. En los casos no provocados, los protagonistas suelen ser siempre los mismos: el tiburón blanco, el tiburón tigre y el tiburón toro. Estas tres especies concentran la mayoría de las mordidas a humanos a nivel global. A ellas se suma el tiburón oceánico de puntas blancas, que vive en mar abierto, aunque las interacciones con esta especie son más inusuales.. Y hay un detalle clave que suele pasar desapercibido: una mordida no siempre significa un ataque. «Los tiburones son animales curiosos», explica Aquino. «No tienen manos y exploran su entorno con la boca», por lo que muchas de las mordidas a humanos son en realidad mordidas exploratorias.. ¿Confunden los tiburones a los surfistas con tortugas?. Uno de los mitos más extendidos sobre los ataques de tiburones es que confunden a los surfistas con tortugas marinas. La imagen tiene fuerza: un tiburón tigre, depredador conocido de tortugas, avanza hacia la superficie y, desde abajo, ve una silueta que —en apariencia— flota igual. Sin embargo, esta teoría, aunque atractiva, no está respaldada por evidencias científicas claras.. De hecho, la hipótesis más extendida entre la comunidad científica apunta en otra dirección: la confusión con mamíferos marinos, como focas o leones marinos. Esta teoría sí cuenta con respaldo. El tiburón blanco, por ejemplo, es un depredador habitual de focas, y se sabe que puede atacar desde las profundidades tras observar una silueta en la superficie. «La forma de un surfista tumbado sobre la tabla, con los brazos y las piernas extendidos, puede parecerse mucho a la de un león marino o una foca desde abajo», señala Nuez.. ¿Huelen la sangre a mucha distancia?. Otra de las creencias más populares sobre los tiburones es que pueden detectar una gota de sangre a kilómetros de distancia. Esta idea, que genera preocupación especialmente entre mujeres surfistas, buceadoras o nadadoras en relación con la menstruación, se ha difundido sin evidencia científica sólida.. En realidad, se trata de una exageración basada en una verdad a medias: los tiburones tienen un olfato muy desarrollado y son capaces de detectar sustancias disueltas en el agua, como compuestos orgánicos, pero no pueden oler una gota de sangre a kilómetros. De hecho, los estudios indican que el riesgo de atraer a un tiburón por estar menstruando es extremadamente bajo.. Lo cierto es que algunas especies sí pueden detectar concentraciones extremadamente bajas de sangre (una parte por 10 millones), pero esto no significa que puedan oler una gota a kilómetros, como se suele decir en documentales o películas.. Sin embargo, la sangre menstrual no es igual a la sangre de una herida, ya que está compuesta también por tejido endometrial, mucosa y otros fluidos. Además, se libera en cantidades muy pequeñas y de forma intermitente, lo que reduce significativamente su dispersión en el agua. Para que un tiburón detecte una señal olfativa, la concentración debe ser mucho mayor y estar presente en una corriente favorable.. Según el biólogo George H. Burgess, del International Shark Attack File, «la corriente, la salinidad, la temperatura del agua y la especie de tiburón» son factores determinantes para que una señal olfativa llegue a ser efectiva. Además, el olfato es solo una de las muchas herramientas sensoriales que usan los tiburones: también se guían por la vista, la audición y la detección de campos eléctricos mediante los ampollas de Lorenzini.
Desde que Spilberg lo convirtió en toda una pesadilla en los años 70, el cine, la televisión y la cultura pop se han encargado de moldear la imagen del tiburón haciendo de él un depredador despiadado. Pero detrás del mito y del miedo, hay un animal fascinante, esencial para el equilibrio marino y muy diferente al villano que nos contaron. ¿Qué parte es realidad y qué parte es solo una historia contada a medias?
¿Los humanos son comida para los tiburones?
Empecemos por el principio: ¿Todos los tiburones comen humanos? La respuesta corta es no. Los tiburones no consideran a los humanos como parte de su dieta. Los casos en los que se han producido mordeduras suelen estar relacionados con la confusión: el tiburón está buscando presas de tamaño similar, como focas o delfines, y confunde a un nadador o surfista con su alimento habitual. La inmensa mayoría de las más de 500 especies de tiburón que existen se alimentan de peces, calamares, almejas u otros invertebrados marinos.
Así lo explica Ignasi Nuez Rodríguez, miembro del Grupo de Investigación de Grandes Vertebrados Marinos de la Universidad de Barcelona (UB) para Newtral: «De las más de 500 especies de tiburón conocidas en la actualidad apenas una decena están consideradas como potencialmente peligrosas para el ser humano», señala.
Su forma de alimentarse, además, es muy diversa. Están los gigantes filtradores como el tiburón ballena, que se alimenta de plancton atrapado con sus branquias modificadas; y otros como el tiburón nodriza, que habita en el fondo del mar y se alimenta por succión, como si «inhalara» a sus presas.
Por su parte, el especialista Marc Aquino Baleytó, del Institut de Ciències del Mar (ICM-CSIC) subraya para el mismo medio, que es importante diferenciar entre ataques provocados y no provocados. En los primeros, suele haber una acción humana previa, como cebar el agua con carne o pescado para atraer al animal o acercarse demasiado a grabarlo.
En los casos no provocados, los protagonistas suelen ser siempre los mismos: el tiburón blanco, el tiburón tigre y el tiburón toro. Estas tres especies concentran la mayoría de las mordidas a humanos a nivel global. A ellas se suma el tiburón oceánico de puntas blancas, que vive en mar abierto, aunque las interacciones con esta especie son más inusuales.
Y hay un detalle clave que suele pasar desapercibido: una mordida no siempre significa un ataque. «Los tiburones son animales curiosos», explica Aquino. «No tienen manos y exploran su entorno con la boca», por lo que muchas de las mordidas a humanos son en realidad mordidas exploratorias.
¿Confunden los tiburones a los surfistas con tortugas?
Uno de los mitos más extendidos sobre los ataques de tiburones es que confunden a los surfistas con tortugas marinas. La imagen tiene fuerza: un tiburón tigre, depredador conocido de tortugas, avanza hacia la superficie y, desde abajo, ve una silueta que —en apariencia— flota igual. Sin embargo, esta teoría, aunque atractiva, no está respaldada por evidencias científicas claras.
De hecho, la hipótesis más extendida entre la comunidad científica apunta en otra dirección: la confusión con mamíferos marinos, como focas o leones marinos. Esta teoría sí cuenta con respaldo. El tiburón blanco, por ejemplo, es un depredador habitual de focas, y se sabe que puede atacar desde las profundidades tras observar una silueta en la superficie. «La forma de un surfista tumbado sobre la tabla, con los brazos y las piernas extendidos, puede parecerse mucho a la de un león marino o una foca desde abajo», señala Nuez.
¿Huelen la sangre a mucha distancia?
Otra de las creencias más populares sobre los tiburones es que pueden detectar una gota de sangre a kilómetros de distancia. Esta idea, que genera preocupación especialmente entre mujeres surfistas, buceadoras o nadadoras en relación con la menstruación, se ha difundido sin evidencia científica sólida.
En realidad, se trata de una exageración basada en una verdad a medias: los tiburones tienen un olfato muy desarrollado y son capaces de detectar sustancias disueltas en el agua, como compuestos orgánicos, pero no pueden oler una gota de sangre a kilómetros. De hecho, los estudios indican que el riesgo de atraer a un tiburón por estar menstruando es extremadamente bajo.
Lo cierto es que algunas especies sí pueden detectar concentraciones extremadamente bajas de sangre (una parte por 10 millones), pero esto no significa que puedan oler una gota a kilómetros, como se suele decir en documentales o películas.
Sin embargo, la sangre menstrual no es igual a la sangre de una herida, ya que está compuesta también por tejido endometrial, mucosa y otros fluidos. Además, se libera en cantidades muy pequeñas y de forma intermitente, lo que reduce significativamente su dispersión en el agua. Para que un tiburón detecte una señal olfativa, la concentración debe ser mucho mayor y estar presente en una corriente favorable.
Según el biólogo George H. Burgess, del International Shark Attack File, «la corriente, la salinidad, la temperatura del agua y la especie de tiburón» son factores determinantes para que una señal olfativa llegue a ser efectiva. Además, el olfato es solo una de las muchas herramientas sensoriales que usan los tiburones: también se guían por la vista, la audición y la detección de campos eléctricos mediante los ampollas de Lorenzini.