De dónde venimos. Quizá te lo preguntas. Nosotros, en la tormenta. De esta otra parte. Operativo, cigarrillos, luz en la noche, la carretera, la toma simbólica(Alicia, hermosa, rubia, van a tener que llevarme al rojo), ruta, El topo, Alicia, estafeta de colores, ridículo, por Perón y por la revolución. Todos llevan mote de políticos, políticas y montoneros. Cambian de lugar, el delirio, la Matrix, el olor, los calzoncillos, las heces. Hacer cantar la marcha peronista (twist y Capusoto), de pie, con un arma, a los soldados y la policía en mitad de la nada. Coronel desnudo, la actividad del lugar, escupir, topo torturado, el negro acribillado, al velorio del TOPO Perón manda un ramo de flores ¿Dónde están los montoneros? Información, los atrapan. Me faltan las uñas, quiero ver a mi mujer, ahora, la vez, ahí abajo, terror, el terror más puro. Ahí abajo, el twist de la primera lección. Mira, se come los dedos sin las uñas. La lección de twist de los Red Capas, 1963, el Palito Ortega, Elvis está vivo.. Luciano, el que entra. En casa de los señores hay joyas, ellos son nada más que dos viejitos, el Negro Fly le parecía demasiado fácil, tiene un hijo, en una tapia, hay un silencio, su mujer, su exmujer, le deja roto, Nico. Los Lara se habrán vuelto raros desde la muerte del hijo, todos saben que el hijo se les murió durante la dictadura. PADRE E HIJO TOMARON LA CHOCOLATADA MIRANDO EL CHAVO DEL OCHO, siempre es lo mismo, alquilaron George de la jungla, lo atrapan cuando entra, Braulio y Griselda. DESPUÉS LE HABLÓ A ÉL: VOLVÉ AL CUARTO, HIJO. Mostramos las cartas, clavo, sangre, una antitetánica, MIRE HIJITO, SE LO VOY A HACER CORTO, USTED NO VA A SALIR DE ACÁ NUNCA MÁS. USTED VA A MORIR ACÁ DENTRO. ASÍ QUE VAYA ARREGLANDO LAS COSAS. La mentira, el miedo nunca vence. Es mentira. Nos vencemos nosotros antes que el miedo. Lo veo como un CAZADOR ¿cómo se llama? Depurar el cuerpo, yuyito, coman, un cuadro, unas risas: ¿siempre ha estado allí? No recuerdo el antes, no recuerdo a los padres. Es Braulio. Es Ella, su nombre, empieza por ese. La nena, de pie, entre las gallinas. Volvemos al yuyito, al apetito por la alucinación. El cuerpo, vacío, receptivo. Nena y Julia. La nena: . El CAZADOR los busca. Y ustedes buscan al CAZADOR. Los signos no pueden alimentarse, los signos avisan, empiezan a manifestarse. Los verás por el ruidito, la sombra, el rabillo del ojo, los ves pasar por delante de la puerta del dormitorio. ES AQUELLO QUE LES PERMITE ENTENDER EL MUNDO, EL MUNDO QUE SE QUIEBRA PARA SIEMPRE. En realidad ya hay algo que lo alimenta. Todo ha empezado a cambiar, ya no pueden dormir. Dormir es para los viejos, para los muertos. Solo los cigarrillos iluminan el camino. Leo y escribo: y las fotos y la sombra que acabó matándolo. Y la sombra, entre risas, los estuvo acompañando. Porque ella, es ella a la que vamos a pedir lo que tenemos que pedir. A ellas las vamos a convocar.. En la casa, en la caza, en la soledad, el cajón, en el cuerpo de Luisito, mandarlo a buscar al cementerio. Leo y escribo: . Pero hay que pedirlo, están ustedes ahí, en el lugar ideal. Muertos queridos, necesitamos su ayuda para abrir el portal. Necesitamos que guíen a nuestro hijo, a nuestro hijo Luisito para que pueda volver al mundo de los vivos. El muerto que vuelve al mundo de los vivos. ¿Y a cambio, Virgen de Luján, Virgen cualquiera, una virgen que sea el bien, Fátima, Luján, Perpetuo socorro? (¿Virgen del Pilar?) Y los muertos, agradecidos, siempre, muertos olvidados.. Una rutina para llamar a la muerte hacia la vida: un primer día, un segundo día, una noche, de pronto, te despertarás, con tu propio nombre, querido Braulio: , una bala en la frente, una cama reventada. Y el amor, el amor eterno, sigue, una y tora vez, mastitis, yodo, el pinzón, arrancarse la piel, porque no hay precio, el hijo es todo, la vida: volver a la misma canción, la lección, twist, los rojos, los redcap, ¿cuánto vale tu hijo? Pero la bruja avisa: , y ahora el portal está completamente abierto. Bolsillos, cloroformo, pañuelo: la ciudad desaparece, los edificios se espacian, ni casas ni árboles, los niños, que tienen nueve y cuatro años. Ahí, ellos, depredadores, buscando ofrendas, un momento, otro se lo lleva. Y el alucinógeno en el ojo izquierdo. El cerebro, la cabeza, el desnudo.. No está pasando, dice ella y repite el mundo. Las viejas madres se ponen de cara. En la búsqueda del CAZADOR. El CAZADOR, EL DEVORADOR DE NIÑOS, EL GRAN HAMBRIENTO. Callado el niño, calladas las viejas. No hay cazador, no hay cabezas de niños, no hay genitales, la alucinación, los golpes en un cajón. Sales, jardín, cuello, lucero, ángel caído, pasos por el museo, pasos arrastrados. (MI AMOR, ESTÁ LUISITO, DICE SU MUJER, SALÚDALO). INSTRUCCIONES: su hija, su nieta, del charco negro, ella dejó de hablar, por favor, despiértate mi amor: dos Griseldas, un café negro, ¿vas a escucharme? Ya no hay máscara. Cerrar un ciclo. Tirar la ceniza al suelo. Griselda sume que no soporta la muerte de su hijo. Un bebé, un chiquito, me lo sacaron, me lo balearon. Un sueño contra una pesadilla. Si existe la locura, el mundo es una cosa, la mente es otra. Éramos la vieja Griselda, el viejo Braulio, y no se puede echar vino bueno en los odres viejos. El vino nuevo lo rompe, lo dice Jesucristo. Y ahora otra historia.. Porque es un libro donde se solapan las historias, se introducen los personajes. Hay terror. Folk terror, vida de desaparecidos, mil vidas y mil muertos. Es un libro puzzle, mezclado, alimentado por muertos y por vivos. Es un libro que, a día de hoy, es mi favorito de los leídos/escritos este año. Vuelvo. Doña Silvia, muy peligrosa, una F100, personaje tóxico, asesino, el camión del Apocalipsis. Y recuerdo Santiago del Estero, la estrella azul sobre el cielo negro de la noche. Una ruta, la 42, donde el alimento es tabaco. Y si esto no funciona, es la última oportunidad, el bueno se murió para sobrevivir.. NOTA: ojo, bajé a hacer un pis, en una estación de servicio y miré a la cara en el espejo del baño y era mi cara. La ruta es el desierto, el desierto es la ruta, es como describir el camino hacia el infierno, salado, agotado, terrible. Y en el desierto blanco un chivito raquítico no alimenta más que la pobreza y los kilómetros, que se cuentan, que se ofrecen: el kilómetro 147 de la Ruta 38. ¿La casa de doña Silvia? Chivitos, niños lisiados, perros enfermos. Repito, porque la sal se pega en los labios y no puedes dejar de pensar en ello. Agua, agua a cambio de una dirección. Perro, flaco, chapa, coca cola, puerta, roña, olor a quemado. Señora descalza.. Hola, Griselda, pava negra, vieja, sucia, pelo largo y sucio, uñas negras y mugrientas. ¿Cómo vas a salir de esto? Los ojos son lo único brillante en la noche, en la oscuridad: casi no tiene diente, la noche y la oscuridad, pero son capaces de morder. La pregunta que flota a lo largo del libro, ¿se puede hacer? Puede volver, es posible… sí, pero cuesta. Estas cosas no se pagan con plata. Si fuera dinero todo estará lleno de muertos, y los vivos trabajaríamos para no morir y los muertos para seguir viviendo. Ella le dice:, pero no, siempre quedan algunos intereses. Y esta historia, como cualquier historia, está llena de restos, recuerdos, intereses. ¿Qué vida nueva o vida vieja, qué vida puede crecer dentro de Braulio? Lo que crece es otra deuda y la deuda es cáncer, no tiene plata… tiene hambre. Tiene dientes y hueso. Es lo único, además, que va a quedar de ese hombre, de ese padre, que ya no es ni padre ni hombre.. Solo los dientes cuando termine de comer. Él come, come gente, se lo prepara, se lo dejamos en bandeja, recién preparado, para el apetito antiguo.. ¿Qué tienes que hacer, niña? Lo que haría cualquier hija: mantener a su padre vivo. Aunque le cueste su propia vida o la de los demás. Lo que hubiera hecho él: madre, hijo, hija, abuela, padre, hija, hija hijita hija. En aquel lugar te espió mientras dormías. Querría verte. Tanto tiempo. Te arrancaron como una planta, una flor, algo bello que crece en mal momento, en ausencia y miedo. Así de los brazos de tu padre, casi del vientre de tu madre. Llorará y, al llorar, la alegría, hará que su rostro se deshaga, rostro de disparos y pena. Se reserva y se retuerce a cada rato porque no le quedan más que retales de carne y recuerdos. Llorar para pagar las deudas con sus lágrimas. Queroseno, cigarrillo, escapar, cuando huyes demuestras que estás vivo. Aunque sea un vivo cobarde. Mejor que uno muerto. Policías y colectivos. Armas y procesos. Se vio en la ruta, camino de la casa de campo, donde permanece la muerte y la vida, las dos mezcladas y atrapadas. La sangre es muerte, pero también es vida, porque es un alimento que va de un lado al otro.. Solo unas pocas horas más, la lectura hace el tiempo distinto. Lo hace más largo, lo estrecha. No sabría explicarlo. Sigues siendo real: la clave es un número, es el 6244. Lo sé, que en sueños uno ve lo que quiere, aunque duela, aunque se esfume. Al menos en los sueños uno no enloquece, de alegría o de pena. Esto debería apuntarlo para mí, para mis libros, para un cuento que sea, como esta reseña, un espacio donde lo posible se hace imposible, sin más final que un falso comienzo. Papá, le dijo, soy yo, tu hija. Y el padre extendió la mano, mano blanca, quemada, del cigarrillo del terror, con alguna uña, menos uñas que las que debiera. Una uña de carne escasa. Y tuvo que retroceder, por el miedo, por la carne ausente, por el olor.. (Lastimado) entre paréntesis, un libro de pérdida. Cuida a tu padre, a su ojo reventado, al disparo que sigue flotando en el aire. El olor a viejo, a la explosión, al explotador, al que tortura y al que ve cómo se tortura. Listados, muertos, no voy a poder. No tengo pestañas, mis ojos siguen abiertos, de día y de noche. No puedo dormir. Necesito instrucciones. La hija las encuentra, en su abuela hay un espejo, en su abuelo hay restos de odio, pero también de pena. Papá (hijo), hija (madre), un peine para los pelos escasos, un aljibe donde se pudre el sacrificio, una casa, una montaña de cuerpos que siguen respirando, en peor de las vidas, en la mejor de las muertes.. Escribo y escribo, me doy cuenta de que esta crónica, reseña, vista, se convierte en historia y en vísceras. El libro me dio hambre y no podía calmarla con nada, espero que su autor, si le llega, sepa disculparme.. Olor de madre, de flores secas, un olor artificial que oculta el terrible olor de la verdad. Me paro. Un momento, aún queda mucha historia. Se avisa, es hora de renovar, lo sabes, un contrato, un lapso de tiempo, acabar convirtiéndose en sus propios abuelos.. El padre, abuelos muertos, por las noches, grita y grita. La mosca sobre el roble se alimenta, golosa, del cadáver, de la tristeza, las moscas se multiplican, zumban y zumban, el tiempo, al mismo tiempo. Esa melodía se convierte en un cuerpo cubierto de moscas, que lo devoran, que lo avergüenzan, grita y grita hasta quedarse sin voz.. El recuerdo, el camino, el sueño, Santiago del Estero. Ella, vuelve a la ruta, el interior, Santiago, Córdoba, los camiones, la camioneta, el blanco, la sal, en el sueño se cruza con su abuela, una abuela joven, triste, destrozada, que lee La Nación, que se encuentra descastada, sin marido y sin hijo. Un kilómetro. El 42. El sol cae, se hace de noche, las manos torcidas como garras, ella, la bruja, de pronto, de la miseria, el monstruo le ha regalado un living elegante. Son once años, niñas y cuerpos de niños: El Cazador, ahí está. Y ella orinó, él escribió, sexo, fuego, casa muerta, de cenizas: te puede liberar, El Cazador o del Cazador. Pero el costo es muy alto.. El Cazador encuentra el dulce terror que deja el suelo pegajoso para el disfrute de los militares. Se sumerge, ahí, en ese lugar, delicioso, pútrido, feliz, tan feliz durante aquellos años de represión. Se desató, se arrancaron lenguas, se robaron niños y el Cazador, disfrutando, apetitoso, maravillado, los militares, no están solos, los monstruos necesitan a los humanos, en la cima, ahí está el Cazador. Vas a tener que matarlo, porque él es la muerte y ella no es nadie (no estás ni aquí): las moscas y los gusanos habrán dejado muy poco.. Una lluvia de aluminio derretido, el Walmart, en la ruta, los cuchillos, los tres desde la bolsa, la lluvia está llena, acaricia el hongo, el desnudo, pide permiso para cortar su tallo, se va a sumergir en el fondo del aljibe, un grito, una pasta seca del hongo, del Yuyito, en la boca, en la indigestión visionaria, camina entre el sorgo (Silver Sorgo, como la canción de Spinetta, que no existía antes pero sí entonces). Chivo, lluvia, sangre, mucha sangre, desnudos, le abre el vientre y en la bolsa del supermercado, en el gato atigrado donde dejó lo poco que le quedaba de humanidad.. La lucha en el trigo, de pie, el Coronel Ruiz, padre adoptivo, militar, Cazador, todo junto, convertido en carne, carne podrida, terror y sangre, gusanos blancos, el Coronel salta sobre ella, el Cazador y el coronel transmutados, mezclados, híbridos. La lengua, que podría ser la del coronel, la del cazador, sobre la mejilla. Trampa, días, rituales: el Cazador ha tomado forma humana, se le podrá matar. (¿Qué regla hay? En un mundo de terror y oscuridad). Sorgos, etapa, tapa, atrapa, no quiero que me toques, aparecen los muertos, los asesinados, el largo camino a casa. Agua, levántate, busca, morir, aquí no se está tan mal, el tobillo, la sed y el sueño.. Las tumbas de la gloria, las tumbas con nombre. Dos meses sin caminar. Sueña con Griselda, cavó la tumba, ¿está bien así, papá? La tierra no le respondió, en el aljibe, personas que habías sido ahogadas aquí, en seis mesas la casa, un cuaderno de sus abuelos, había nombres, direcciones, se devuelven alamas, a lo largo del país, gente que se espera, heridas abiertas, soga y galpón.. La muerte del cazador, los cuerpos recuperan el tiempo perdido, se destruyen, resecos, momias, su madre, sus hijos, la bolsa, un asesino que devuelve los cadáveres. El Cazador acabado, volverá, porque la muerte y la enfermedad son el alimento de los monstruos y, cada día, nacen imbuidos en el mal. Sabía su nombre, por fin, así que su vida estaba empezando.
De dónde venimos. Quizá te lo preguntas. Nosotros, en la tormenta. De esta otra parte. Operativo, cigarrillos, luz en la noche, la carretera, la toma simbólica(Alicia, hermosa, rubia, van a tener que llevarme al rojo), ruta, El topo, Alicia, estafeta de colores, ridículo, por Perón y por la revolución. Todos llevan mote de políticos, políticas y montoneros. Cambian de lugar, el delirio, la Matrix, el olor, los calzoncillos, las heces. Hacer cantar la marcha peronista (twist y Capusoto), de pie, con un arma, a los soldados y la policía en mitad de la nada. Coronel desnudo, la actividad del lugar, escupir, topo torturado, el negro acribillado, al velorio del TOPO Perón manda un ramo de flores ¿Dónde están los montoneros? Información, los atrapan. Me faltan las uñas, quiero ver a mi mujer, ahora, la vez, ahí abajo, terror, el terror más puro. Ahí abajo, el twist de la primera lección. Mira, se come los dedos sin las uñas. La lección de twist de los Red Capas, 1963, el Palito Ortega, Elvis está vivo.. Luciano, el que entra. En casa de los señores hay joyas, ellos son nada más que dos viejitos, el Negro Fly le parecía demasiado fácil, tiene un hijo, en una tapia, hay un silencio, su mujer, su exmujer, le deja roto, Nico. Los Lara se habrán vuelto raros desde la muerte del hijo, todos saben que el hijo se les murió durante la dictadura. PADRE E HIJO TOMARON LA CHOCOLATADA MIRANDO EL CHAVO DEL OCHO, siempre es lo mismo, alquilaron George de la jungla, lo atrapan cuando entra, Braulio y Griselda. DESPUÉS LE HABLÓ A ÉL: VOLVÉ AL CUARTO, HIJO. Mostramos las cartas, clavo, sangre, una antitetánica, MIRE HIJITO, SE LO VOY A HACER CORTO, USTED NO VA A SALIR DE ACÁ NUNCA MÁS. USTED VA A MORIR ACÁ DENTRO. ASÍ QUE VAYA ARREGLANDO LAS COSAS. recorteOctavio Gómez. La mentira, el miedo nunca vence. Es mentira. Nos vencemos nosotros antes que el miedo. Lo veo como un CAZADOR ¿cómo se llama? Depurar el cuerpo, yuyito, coman, un cuadro, unas risas: ¿siempre ha estado allí? No recuerdo el antes, no recuerdo a los padres. Es Braulio. Es Ella, su nombre, empieza por ese. La nena, de pie, entre las gallinas. Volvemos al yuyito, al apetito por la alucinación. El cuerpo, vacío, receptivo. Nena y Julia. recorteOctavio Gómez. La nena: Ustedes querían contactar con Julia, con el hijo, con el cazador>>. El CAZADOR los busca. Y ustedes buscan al CAZADOR. Los signos no pueden alimentarse, los signos avisan, empiezan a manifestarse. Los verás por el ruidito, la sombra, el rabillo del ojo, los ves pasar por delante de la puerta del dormitorio. ES AQUELLO QUE LES PERMITE ENTENDER EL MUNDO, EL MUNDO QUE SE QUIEBRA PARA SIEMPRE. En realidad ya hay algo que lo alimenta. Todo ha empezado a cambiar, ya no pueden dormir. Dormir es para los viejos, para los muertos. Solo los cigarrillos iluminan el camino. Leo y escribo: La casa resplandece por el humo de los cigarrillos>> y las fotos y la sombra que acabó matándolo. Y la sombra, entre risas, los estuvo acompañando. Porque ella, es ella a la que vamos a pedir lo que tenemos que pedir. A ellas las vamos a convocar.. recorteOctavio Gómez. En la casa, en la caza, en la soledad, el cajón, en el cuerpo de Luisito, mandarlo a buscar al cementerio. Leo y escribo: Ustedes buscan al cazador y le transforman en cazadores>>. Pero hay que pedirlo, están ustedes ahí, en el lugar ideal. Muertos queridos, necesitamos su ayuda para abrir el portal. Necesitamos que guíen a nuestro hijo, a nuestro hijo Luisito para que pueda volver al mundo de los vivos. El muerto que vuelve al mundo de los vivos. ¿Y a cambio, Virgen de Luján, Virgen cualquiera, una virgen que sea el bien, Fátima, Luján, Perpetuo socorro? (¿Virgen del Pilar?) Y los muertos, agradecidos, siempre, muertos olvidados.. Una rutina para llamar a la muerte hacia la vida: un primer día, un segundo día, una noche, de pronto, te despertarás, con tu propio nombre, querido Braulio: >, una bala en la frente, una cama reventada. Y el amor, el amor eterno, sigue, una y tora vez, mastitis, yodo, el pinzón, arrancarse la piel, porque no hay precio, el hijo es todo, la vida: volver a la misma canción, la lección, twist, los rojos, los redcap, ¿cuánto vale tu hijo? Pero la bruja avisa: Cuidado con los muertos que se disfrazan, no son Luisito>>, y ahora el portal está completamente abierto. Bolsillos, cloroformo, pañuelo: la ciudad desaparece, los edificios se espacian, ni casas ni árboles, los niños, que tienen nueve y cuatro años. Ahí, ellos, depredadores, buscando ofrendas, un momento, otro se lo lleva. Y el alucinógeno en el ojo izquierdo. El cerebro, la cabeza, el desnudo.. recorteOctavio Gómez. No está pasando, dice ella y repite el mundo. Las viejas madres se ponen de cara. En la búsqueda del CAZADOR. El CAZADOR, EL DEVORADOR DE NIÑOS, EL GRAN HAMBRIENTO. Callado el niño, calladas las viejas. No hay cazador, no hay cabezas de niños, no hay genitales, la alucinación, los golpes en un cajón. Sales, jardín, cuello, lucero, ángel caído, pasos por el museo, pasos arrastrados. (MI AMOR, ESTÁ LUISITO, DICE SU MUJER, SALÚDALO). INSTRUCCIONES: su hija, su nieta, del charco negro, ella dejó de hablar, por favor, despiértate mi amor: dos Griseldas, un café negro, ¿vas a escucharme? Ya no hay máscara. Cerrar un ciclo. Tirar la ceniza al suelo. Griselda sume que no soporta la muerte de su hijo. Un bebé, un chiquito, me lo sacaron, me lo balearon. Un sueño contra una pesadilla. Si existe la locura, el mundo es una cosa, la mente es otra. Éramos la vieja Griselda, el viejo Braulio, y no se puede echar vino bueno en los odres viejos. El vino nuevo lo rompe, lo dice Jesucristo. Y ahora otra historia.. recorteOctavio Gómez. Porque es un libro donde se solapan las historias, se introducen los personajes. Hay terror. Folk terror, vida de desaparecidos, mil vidas y mil muertos. Es un libro puzzle, mezclado, alimentado por muertos y por vivos. Es un libro que, a día de hoy, es mi favorito de los leídos/escritos este año. Vuelvo. Doña Silvia, muy peligrosa, una F100, personaje tóxico, asesino, el camión del Apocalipsis. Y recuerdo Santiago del Estero, la estrella azul sobre el cielo negro de la noche. Una ruta, la 42, donde el alimento es tabaco. Y si esto no funciona, es la última oportunidad, el bueno se murió para sobrevivir.. NOTA: ojo, bajé a hacer un pis, en una estación de servicio y miré a la cara en el espejo del baño y era mi cara. La ruta es el desierto, el desierto es la ruta, es como describir el camino hacia el infierno, salado, agotado, terrible. Y en el desierto blanco un chivito raquítico no alimenta más que la pobreza y los kilómetros, que se cuentan, que se ofrecen: el kilómetro 147 de la Ruta 38. ¿La casa de doña Silvia? Chivitos, niños lisiados, perros enfermos. Repito, porque la sal se pega en los labios y no puedes dejar de pensar en ello. Agua, agua a cambio de una dirección. Perro, flaco, chapa, coca cola, puerta, roña, olor a quemado. Señora descalza.. recorteOctavio Gómez. Hola, Griselda, pava negra, vieja, sucia, pelo largo y sucio, uñas negras y mugrientas. ¿Cómo vas a salir de esto? Los ojos son lo único brillante en la noche, en la oscuridad: casi no tiene diente, la noche y la oscuridad, pero son capaces de morder. La pregunta que flota a lo largo del libro, ¿se puede hacer? Puede volver, es posible… sí, pero cuesta. Estas cosas no se pagan con plata. Si fuera dinero todo estará lleno de muertos, y los vivos trabajaríamos para no morir y los muertos para seguir viviendo. Ella le dice:Tu hijo fue una deuda y, ahora, la deuda está pagada>>, pero no, siempre quedan algunos intereses. Y esta historia, como cualquier historia, está llena de restos, recuerdos, intereses. ¿Qué vida nueva o vida vieja, qué vida puede crecer dentro de Braulio? Lo que crece es otra deuda y la deuda es cáncer, no tiene plata… tiene hambre. Tiene dientes y hueso. Es lo único, además, que va a quedar de ese hombre, de ese padre, que ya no es ni padre ni hombre.. Solo los dientes cuando termine de comer. Él come, come gente, se lo prepara, se lo dejamos en bandeja, recién preparado, para el apetito antiguo.. ¿Qué tienes que hacer, niña? Lo que haría cualquier hija: mantener a su padre vivo. Aunque le cueste su propia vida o la de los demás. Lo que hubiera hecho él: madre, hijo, hija, abuela, padre, hija, hija hijita hija. En aquel lugar te espió mientras dormías. Querría verte. Tanto tiempo. Te arrancaron como una planta, una flor, algo bello que crece en mal momento, en ausencia y miedo. Así de los brazos de tu padre, casi del vientre de tu madre. Llorará y, al llorar, la alegría, hará que su rostro se deshaga, rostro de disparos y pena. Se reserva y se retuerce a cada rato porque no le quedan más que retales de carne y recuerdos. Llorar para pagar las deudas con sus lágrimas. Queroseno, cigarrillo, escapar, cuando huyes demuestras que estás vivo. Aunque sea un vivo cobarde. Mejor que uno muerto. Policías y colectivos. Armas y procesos. Se vio en la ruta, camino de la casa de campo, donde permanece la muerte y la vida, las dos mezcladas y atrapadas. La sangre es muerte, pero también es vida, porque es un alimento que va de un lado al otro.. recorteOctavio Gómez. Solo unas pocas horas más, la lectura hace el tiempo distinto. Lo hace más largo, lo estrecha. No sabría explicarlo. Sigues siendo real: la clave es un número, es el 6244. Lo sé, que en sueños uno ve lo que quiere, aunque duela, aunque se esfume. Al menos en los sueños uno no enloquece, de alegría o de pena. Esto debería apuntarlo para mí, para mis libros, para un cuento que sea, como esta reseña, un espacio donde lo posible se hace imposible, sin más final que un falso comienzo. Papá, le dijo, soy yo, tu hija. Y el padre extendió la mano, mano blanca, quemada, del cigarrillo del terror, con alguna uña, menos uñas que las que debiera. Una uña de carne escasa. Y tuvo que retroceder, por el miedo, por la carne ausente, por el olor.. (Lastimado) entre paréntesis, un libro de pérdida. Cuida a tu padre, a su ojo reventado, al disparo que sigue flotando en el aire. El olor a viejo, a la explosión, al explotador, al que tortura y al que ve cómo se tortura. Listados, muertos, no voy a poder. No tengo pestañas, mis ojos siguen abiertos, de día y de noche. No puedo dormir. Necesito instrucciones. La hija las encuentra, en su abuela hay un espejo, en su abuelo hay restos de odio, pero también de pena. Papá (hijo), hija (madre), un peine para los pelos escasos, un aljibe donde se pudre el sacrificio, una casa, una montaña de cuerpos que siguen respirando, en peor de las vidas, en la mejor de las muertes.. Escribo y escribo, me doy cuenta de que esta crónica, reseña, vista, se convierte en historia y en vísceras. El libro me dio hambre y no podía calmarla con nada, espero que su autor, si le llega, sepa disculparme.. Olor de madre, de flores secas, un olor artificial que oculta el terrible olor de la verdad. Me paro. Un momento, aún queda mucha historia. Se avisa, es hora de renovar, lo sabes, un contrato, un lapso de tiempo, acabar convirtiéndose en sus propios abuelos.. recorteOctavio Gómez. El padre, abuelos muertos, por las noches, grita y grita. La mosca sobre el roble se alimenta, golosa, del cadáver, de la tristeza, las moscas se multiplican, zumban y zumban, el tiempo, al mismo tiempo. Esa melodía se convierte en un cuerpo cubierto de moscas, que lo devoran, que lo avergüenzan, grita y grita hasta quedarse sin voz.. recorteOctavio Gómez. El recuerdo, el camino, el sueño, Santiago del Estero. Ella, vuelve a la ruta, el interior, Santiago, Córdoba, los camiones, la camioneta, el blanco, la sal, en el sueño se cruza con su abuela, una abuela joven, triste, destrozada, que lee La Nación, que se encuentra descastada, sin marido y sin hijo. Un kilómetro. El 42. El sol cae, se hace de noche, las manos torcidas como garras, ella, la bruja, de pronto, de la miseria, el monstruo le ha regalado un living elegante. Son once años, niñas y cuerpos de niños: El Cazador, ahí está. Y ella orinó, él escribió, sexo, fuego, casa muerta, de cenizas: te puede liberar, El Cazador o del Cazador. Pero el costo es muy alto.. recorteOctavio Gómez. El Cazador encuentra el dulce terror que deja el suelo pegajoso para el disfrute de los militares. Se sumerge, ahí, en ese lugar, delicioso, pútrido, feliz, tan feliz durante aquellos años de represión. Se desató, se arrancaron lenguas, se robaron niños y el Cazador, disfrutando, apetitoso, maravillado, los militares, no están solos, los monstruos necesitan a los humanos, en la cima, ahí está el Cazador. Vas a tener que matarlo, porque él es la muerte y ella no es nadie (no estás ni aquí): las moscas y los gusanos habrán dejado muy poco.. recorteOctavio Gómez. Una lluvia de aluminio derretido, el Walmart, en la ruta, los cuchillos, los tres desde la bolsa, la lluvia está llena, acaricia el hongo, el desnudo, pide permiso para cortar su tallo, se va a sumergir en el fondo del aljibe, un grito, una pasta seca del hongo, del Yuyito, en la boca, en la indigestión visionaria, camina entre el sorgo (Silver Sorgo, como la canción de Spinetta, que no existía antes pero sí entonces). Chivo, lluvia, sangre, mucha sangre, desnudos, le abre el vientre y en la bolsa del supermercado, en el gato atigrado donde dejó lo poco que le quedaba de humanidad.. La lucha en el trigo, de pie, el Coronel Ruiz, padre adoptivo, militar, Cazador, todo junto, convertido en carne, carne podrida, terror y sangre, gusanos blancos, el Coronel salta sobre ella, el Cazador y el coronel transmutados, mezclados, híbridos. La lengua, que podría ser la del coronel, la del cazador, sobre la mejilla. Trampa, días, rituales: el Cazador ha tomado forma humana, se le podrá matar. (¿Qué regla hay? En un mundo de terror y oscuridad). Sorgos, etapa, tapa, atrapa, no quiero que me toques, aparecen los muertos, los asesinados, el largo camino a casa. Agua, levántate, busca, morir, aquí no se está tan mal, el tobillo, la sed y el sueño.. recorteOctavio Gómez. Las tumbas de la gloria, las tumbas con nombre. Dos meses sin caminar. Sueña con Griselda, cavó la tumba, ¿está bien así, papá? La tierra no le respondió, en el aljibe, personas que habías sido ahogadas aquí, en seis mesas la casa, un cuaderno de sus abuelos, había nombres, direcciones, se devuelven alamas, a lo largo del país, gente que se espera, heridas abiertas, soga y galpón.. recorteOctavio Gómez. La muerte del cazador, los cuerpos recuperan el tiempo perdido, se destruyen, resecos, momias, su madre, sus hijos, la bolsa, un asesino que devuelve los cadáveres. El Cazador acabado, volverá, porque la muerte y la enfermedad son el alimento de los monstruos y, cada día, nacen imbuidos en el mal. Sabía su nombre, por fin, así que su vida estaba empezando.
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