La trayectoria de Citroën se caracteriza por un constante deseo de superar barreras. Desde sus inicios, la marca francesa ha llevado sus automóviles a zonas que van más allá de las rutas tradicionales, logrando hazañas mecánicas que la han establecido como líder en áreas que antes se consideraban inexplorables para los vehículos. Ese espíritu de exploración, creatividad y perseverancia persiste en sus recientes SUV; los nuevos C3 Aircross y C5 Aircross, que ahora incorporan tecnologías eléctricas, pero mantienen la misma determinación de avanzar continuamente. Todo comenzó hace más de un siglo. Sus numerosas experiencias resultaron en el Citroën 2 CV. Todo inició en 1922, cuando André Citroën tomó la decisión de atravesar el desierto del Sahara en coche. Para llevar a cabo esta hazaña, se basó en la tecnología semi-oruga del ingeniero Adolphe Kégresse y en un equipo dirigido por Georges-Marie Haardt y Louis Audouin-Dubreuil, quienes eran especialistas en logística militar. Esa primera expedición fue únicamente el comienzo. En 1933 comenzó el Crucero Negro, una expedición de 24.000 kilómetros que iba desde Argelia hasta Madagascar, la cual evidenció tanto la durabilidad de los vehículos Citroën como la valentía de sus equipos, quienes se enfrentaron a cocodrilos, enfermedades, puentes temporales y tribus agresivas.
La trayectoria de Citroën se caracteriza por un constante deseo de superar barreras. Desde sus inicios, la marca francesa ha llevado sus automóviles a zonas que van más allá de las rutas tradicionales, logrando hazañas mecánicas que la han establecido como líder en áreas que antes se consideraban inexplorables para los vehículos. El mismo espíritu de conquista, innovación y resiliencia perdura en la actualidad en sus más recientes SUV: los nuevos C3 Aircross y C5 Aircross. Estos modelos ahora incorporan tecnologías electrificadas, pero mantienen la misma aspiración de ir siempre más allá. Todo comenzó hace más de 33 años. Todo inició en 1922, cuando André Citroën tomó la decisión de atravesar el desierto del Sahara en coche. Para llevar a cabo esta hazaña, se basó en la tecnología semi-oruga del ingeniero Adolphe Kégresse y en un equipo dirigido por Georges-Marie Haardt y Louis Audouin-Dubreuil, quienes eran especialistas en logística militar. Esa primera expedición fue únicamente el comienzo. En 1924 comenzaba el Crucero Negro, un recorrido de 24.000 kilómetros que iba desde Argelia hasta Madagascar. Este viaje no solo evidenció la robustez de los vehículos Citroën, sino también la tenacidad de sus equipos, que se enfrentaron a cocodrilos, enfermedades, puentes improvisados y tribus hostiles. No solo fue un recorrido, sino una gran odisea transformada en un documental que triunfó en las salas de cine de París. Sin embargo, Citroën no se quedó solo en eso.