Valentina Agudelo (Colombia, 28 años) y Gabriela Asturias (Guatemala, 29 años) son dos jóvenes con mucho en común. Además de emprendedoras y de centrarse en hacer más accesible el sistema sanitario a toda la población, independientemente del código postal en el que viva, sus trayectorias les han hecho ganadoras del Premio Princesa de Girona Internacional 2025 en las categorías CreaEmpresa e Investigación, respectivamente. Tras recibir el premio este lunes en una ceremonia en el Teatro del Bosque de Móstoles presidida por el rey Felipe VI, este martes atienden a 20minutos en Casa de América.. Agudelo es la fundadora de Salva Health, una startup de tecnología en salud que desarrolla soluciones para eliminar barreras de acceso en enfermedades de alta incidencia y que «son muy sensibles a la detección temprana versus tardía». Su primer proyecto se llama Julieta, un dispositivo portátil que, mediante inteligencia artificial (IA), realiza cribados de cáncer de mama desde 2018. Según explica su creadora, el aparato realiza la prueba en cinco minutos sin necesidad de radiación ni infraestructura avanzada. Funciona con unos cables con sensores que se ponen alrededor de la mama como si fuera un electrocardiograma y muestra una efectividad del 81-84%. Su coste oscila entre los tres y cinco euros y se puede realizar en centros de salud, farmacias o brigadas que realizan en zonas rurales de Colombia.. «Todo esto viene de que entendimos que, en el cáncer de mama, el resultado de la paciente cuando se detecta temprano o tarde es muy diferente. En etapas tempranas, la tasa de supervivencia del cáncer de mama es superior al 90%, mientras que en etapas tardías baja al 30%. Quisimos optimizar todo ese flujo operativo alrededor del diagnóstico. Buscamos poder eliminar las principales barreras de acceso que existen, que son los altos costos de los dispositivos, los requerimientos de infraestructura especializada, de personal especializado, e incluso el miedo, el dolor o la incomodidad [de las mujeres]», expone la empresaria.. Valentina Agudelo, ganadora del Premio Princesa de Girona Internacional 2025, muestra el dispositivo ‘Julieta’ para realizar cribados de cáncer de mama, este martes en Madrid.JOSÉ GONZÁLEZ. Sentada a su lado en la noble sala Inca Garcilaso, antiguo dormitorio de los Marqueses de Linares, Asturias, creó la Fundación Desarrolla Guatemala para la Educación y la Salud (Fundegua), impulsora del proyecto Alma (por’asistente de logística médica automatizada’), un chatbot que también emplea la IA para responder dudas sobre cuestiones sanitarias. Desde que surgió en la pandemia de covid (2020) ha orientado y atendido a más de tres millones de personas y actualmente continúa activo con unos dos mil usuarios semanales a los que resuelve cuestiones relacionadas con la salud, muchas veces con las vacunas y mayoritariamente a mujeres, que preguntan tanto por miembros de su familia como por ellas mismas vía Whatsapp, redes sociales o la web. Son el único sitio web en Centroamérica con certificación de la Organización Mundial de Salud (OMS) para dar información médica de vacunas. Pero su función no es solo educativa sino también de seguimiento, pues puede recordarte, por ejemplo, las vacunas que le tocan a tus hijos o las pruebas para controlar una enfermedad crónica.. «Alma busca acompañar a la población en toda su búsqueda de servicios de salud y de información. Empezamos en la pandemia como un chatbot, respondiendo dudas sobre la covid y se expandió a un call center. Tenemos un equipo clínico que va actualizando la información conforme avanza la evidencia clínica. Cuando llegaron las vacunas, fuimos el único referente digital en ese momento de los centros de vacunación del covid, con hora de atención, tipo de vacuna, dosis, a quién se la están poniendo, qué papeles había que llevar… Empezamos a mezclar la logística clínica y la información clínica. Luego la gente nos fue preguntando por otro tipo de vacunas y servicios y poco a poco fuimos pasando de ser un proyecto de pandemia a un proyecto de salud. Hoy en día hemos hecho mucho esfuerzo por digitalizar los establecimientos de salud que existen en el país: dónde están todas las farmacias, laboratorios, clínicas o profesionales», explica la científica, con 15 personas a su cargo.. Gabriela Asturias, ganadora del Premio Princesa de Girona Internacional 2025, este martes en Madrid.JOSÉ GONZÁLEZ. -¿Qué significa este premio para vosotras?. Para Agudelo supone un «reconocimiento» del «valor» e «impacto» que tiene Julieta. Una «gotica de orgullo que nos dice ‘venga, están haciendo las cosas bien'». Además, «lo más poderoso que tiene ser parte del Premio Princesa Girona» es que «abre puertas a una red» de personas y que puede ampliar el impacto del proyecto. Por su parte, Asturias, asegura que «este premio nos da una pauta de que Alma se va a reconocer afuera de Guatemala y ese es nuestro sueño, que esto se pueda llevar a otros países».. Entre sus próximos proyectos, ambas se enfocan en la expansión. Desde Salva Health se quiere explorar en el cribado de otras enfermedades con grandes incidencias. «Como hay una Julieta, siempre decimos que tiene que haber un Romeo», dice Agudelo en referencia a nuevas aplicaciones contra el cáncer de próstata. También miran hacia otras patologías como la osteoporosis, el hígado graso o la diabetes. Para ello, trabajan con la Liga Colombiana contra el Cáncer, aseguradoras y grandes hospitales. Por parte de Fundegua, Asturias explica que están trabajando «en el seguimiento de enfermedades crónicas» con recordatorios de controles e indicaciones sobre dónde realizarlos para facilitar trámites relacionados con la salud.. Inteligencia artificial para telemedicina. La inteligencia artificial «entrenada por un equipo clínico» es quien responde a los usuarios de Alma. La aplicación, deja claro la también psiquiatra Asturias, «nunca es un doctor. No estamos haciendo telesalud, estamos conectando con la salud. Estamos tratando de cerrar la brecha de lo que pasa fuera del doctor, cuando tienes tus dudas, tus miedos, cuando tienes que recordar ir al doctor, cuando no sabes si algo es serio o te puedes aguantar». Como doctora, considera que «un médico también acompaña en momentos sensibles y esa empatía y apoyo emocional, por más que te lo pueda escribir un chatbot y trate de parecerse a una persona, no es lo mismo que una interacción de humano a humano».. Por más que te lo pueda escribir un ‘chatbot’ y trate de parecerse a una persona, no es lo mismo que una interacción entre humanos». Agudelo coincide y cree que «definitivamente, la IA no puede sustituir al médico. Nosotros damos información bruta, cruda, sin ningún contexto: la medición, el tamaño de la copa, antecedentes, sintomatología, pero por más que le incorporemos variables, esa sensibilidad de toma de decisión, no debería estar en nadie más que el médico, que es quien realmente puede definir cuál es el examen adicional que necesita».. «La IA puede hacer una excelente asistencia para el médico. Nunca hemos reemplazado a un médico, ni un establecimiento de salud, ni al Ministerio de Salud. Somos un aliado de todos ellos. Como psiquiatra, yo leo no solo lo que tú me dices, sino cómo me lo dices, cómo estás vestido, tus gestos… Eso no lo puede ver hoy en día una IA, no fácilmente. Sería muy invasivo, con cámaras y sensores», abunda Asturias.. Gabriela Asturias (i) y Valentina Agudelo, ganadoras del Premio Princesa de Girona Internacional 2025, este martes en la Casa de América, en Madrid.JOSÉ GONZÁLEZ. Ambas jóvenes se centran en mejorar la accesibilidad a los servicios de salud, algo que varía según el código postal en el que se reside. Con Alma se trata de «minimizar el tiempo perdido» con desplazamientos innecesarios y ayudar a dar con el recurso médico adecuado desde donde estén. Y es que, además de las desigualdades de acceso, también existen «barreras culturales» como el priorizar el cuidado de los hijos o el trabajo a la visita al médico. Según explica la impulsora de Alma, que atiende sobre todo a mujeres, muchas personas «no tienen el tiempo ni los recursos y recursos no solo es pagar la prueba médica, es cómo llego al lugar donde voy a hacerla, el día de trabajo que pierdo y quién me cuida a mis hijos».. En Colombia, expone Agudelo, el sistema de salud público «tiene en teoríauna cobertura del 98,9% de la población, pero cuando profundizas te das cuenta de que los tiempos de atención del sistema son de 120 a 180 días o de que ciertos servicios solo están disponibles en ciudades donde hay alta demanda. Si piensas en cómo democratizar el acceso a la salud de manera geográfica, redistribuir la manera en la que se financia el sistema podría tener sentido. En las ciudades pequeñas donde hay menos densidad poblacional, dicen que no se justifica económicamente tener un mamógrafo».. «Si las mujeres no pueden llegar a las pruebas médicas, estas tienen que llegar a las mujeres». La ideadora de Julieta comparte con Asturias que «tener que desplazarse a otra ciudad es una barrera gigante», especialmente para las mujeres. «Es imposible que una mujer que tiene dos hijos, es cabeza de familia y tiene un trabajo de tiempo completo, se desplace a otra ciudad a hacerse un examen, ella no lo va a hacer por ella nunca. A lo mejor por su hijo sí sacrifica todo, pero por su propia salud no lo va a hacer», sostiene. Ante esta realidad, defiende que «si las mujeres no pueden llegar a los exámenes [pruebas médicas], los exámenes tienen que llegar a las mujeres».. «Un millón» de dificultades en el camino. Como mujeres, jóvenes y emprendedoras, han experimentado un «un millón» de dificultades a lo largo de su aún corta pero fructífera carrera. «Fundegua empezó hace 10 años y tengo cara de bebé. Cada vez que entraba a un cuarto siempre pensaban que era la asistente. En el hospital, cuando entro y digo que soy doctora, hay gente que no me cree. Hoy en día eso ha cambiado bastante. Me ha ayudado que en Guatemala se han unido bastante las mujeres científicas y si me miran así, sigo para adelante y lo ignoro», afirma Asturias. Como uno de los retos más grandes del proyecto, la joven cita lograr financiación.. En este punto, Agudelo añade que «estadísticamente, si hay 100 emprendimientos en Estados Unidos, solo dos de esos ‘startups’ van a ser liderados por mujeres los que reciban financiación. Y normalmente, de ese 2%, solo el 10% son latinoamericanas». Como su colega, cuando va a una reunión, «siempre asumen que yo soy la asistente de nuestro ingeniero líder».
Valentina Agudelo (Colombia, 28 años) y Gabriela Asturias (Guatemala, 29 años) son dos jóvenes con mucho en común. Además de emprendedoras y de centrarse en hacer más accesible el sistema sanitario a toda la población, independientemente del código postal en el que viva, sus trayectorias les han hecho ganadoras del Premio Princesa de Girona Internacional 2025 en las categorías CreaEmpresa e Investigación, respectivamente. Tras recibir el premio este lunes en una ceremonia en el Teatro del Bosque de Móstoles presidida por el rey Felipe VI, este martes atienden a 20minutos en Casa de América.
Agudelo es la fundadora de Salva Health, una startup de tecnología en salud que desarrolla soluciones para eliminar barreras de acceso en enfermedades de alta incidencia y que «son muy sensibles a la detección temprana versus tardía». Su primer proyecto se llama Julieta, un dispositivo portátil que, mediante inteligencia artificial (IA), realiza cribados de cáncer de mama desde 2018. Según explica su creadora, el aparato realiza la prueba en cinco minutos sin necesidad de radiación ni infraestructura avanzada. Funciona con unos cables con sensores que se ponen alrededor de la mama como si fuera un electrocardiograma y muestra una efectividad del 81-84%. Su coste oscila entre los tres y cinco euros y se puede realizar en centros de salud, farmacias o brigadas que realizan en zonas rurales de Colombia.
«Todo esto viene de que entendimos que, en el cáncer de mama, el resultado de la paciente cuando se detecta temprano o tarde es muy diferente. En etapas tempranas, la tasa de supervivencia del cáncer de mama es superior al 90%, mientras que en etapas tardías baja al 30%. Quisimos optimizar todo ese flujo operativo alrededor del diagnóstico. Buscamos poder eliminar las principales barreras de acceso que existen, que son los altos costos de los dispositivos, los requerimientos de infraestructura especializada, de personal especializado, e incluso el miedo, el dolor o la incomodidad [de las mujeres]», expone la empresaria.
Sentada a su lado en la noble sala Inca Garcilaso, antiguo dormitorio de los Marqueses de Linares, Asturias, creó la Fundación Desarrolla Guatemala para la Educación y la Salud (Fundegua), impulsora del proyecto Alma (por ‘asistente de logística médica automatizada’), un chatbot que también emplea la IA para responder dudas sobre cuestiones sanitarias. Desde que surgió en la pandemia de covid (2020) ha orientado y atendido a más de tres millones de personas y actualmente continúa activo con unos dos mil usuarios semanales a los que resuelve cuestiones relacionadas con la salud, muchas veces con las vacunas y mayoritariamente a mujeres, que preguntan tanto por miembros de su familia como por ellas mismas vía Whatsapp, redes sociales o la web. Son el único sitio web en Centroamérica con certificación de la Organización Mundial de Salud (OMS) para dar información médica de vacunas. Pero su función no es solo educativa sino también de seguimiento, pues puede recordarte, por ejemplo, las vacunas que le tocan a tus hijos o las pruebas para controlar una enfermedad crónica.
«Alma busca acompañar a la población en toda su búsqueda de servicios de salud y de información. Empezamos en la pandemia como un chatbot, respondiendo dudas sobre la covid y se expandió a un call center. Tenemos un equipo clínico que va actualizando la información conforme avanza la evidencia clínica. Cuando llegaron las vacunas, fuimos el único referente digital en ese momento de los centros de vacunación del covid, con hora de atención, tipo de vacuna, dosis, a quién se la están poniendo, qué papeles había que llevar… Empezamos a mezclar la logística clínica y la información clínica. Luego la gente nos fue preguntando por otro tipo de vacunas y servicios y poco a poco fuimos pasando de ser un proyecto de pandemia a un proyecto de salud. Hoy en día hemos hecho mucho esfuerzo por digitalizar los establecimientos de salud que existen en el país: dónde están todas las farmacias, laboratorios, clínicas o profesionales», explica la científica, con 15 personas a su cargo.
-¿Qué significa este premio para vosotras?
Para Agudelo supone un «reconocimiento» del «valor» e «impacto» que tiene Julieta. Una «gotica de orgullo que nos dice ‘venga, están haciendo las cosas bien'». Además, «lo más poderoso que tiene ser parte del Premio Princesa Girona» es que «abre puertas a una red» de personas y que puede ampliar el impacto del proyecto. Por su parte, Asturias, asegura que «este premio nos da una pauta de que Alma se va a reconocer afuera de Guatemala y ese es nuestro sueño, que esto se pueda llevar a otros países».
Entre sus próximos proyectos, ambas se enfocan en la expansión. Desde Salva Health se quiere explorar en el cribado de otras enfermedades con grandes incidencias. «Como hay una Julieta, siempre decimos que tiene que haber un Romeo», dice Agudelo en referencia a nuevas aplicaciones contra el cáncer de próstata. También miran hacia otras patologías como la osteoporosis, el hígado graso o la diabetes. Para ello, trabajan con la Liga Colombiana contra el Cáncer, aseguradoras y grandes hospitales. Por parte de Fundegua, Asturias explica que están trabajando «en el seguimiento de enfermedades crónicas» con recordatorios de controles e indicaciones sobre dónde realizarlos para facilitar trámites relacionados con la salud.
Inteligencia artificial para telemedicina
La inteligencia artificial «entrenada por un equipo clínico» es quien responde a los usuarios de Alma. La aplicación, deja claro la también psiquiatra Asturias, «nunca es un doctor. No estamos haciendo telesalud, estamos conectando con la salud. Estamos tratando de cerrar la brecha de lo que pasa fuera del doctor, cuando tienes tus dudas, tus miedos, cuando tienes que recordar ir al doctor, cuando no sabes si algo es serio o te puedes aguantar». Como doctora, considera que «un médico también acompaña en momentos sensibles y esa empatía y apoyo emocional, por más que te lo pueda escribir un chatbot y trate de parecerse a una persona, no es lo mismo que una interacción de humano a humano«.
Por más que te lo pueda escribir un ‘chatbot’ y trate de parecerse a una persona, no es lo mismo que una interacción entre humanos»
Agudelo coincide y cree que «definitivamente, la IA no puede sustituir al médico. Nosotros damos información bruta, cruda, sin ningún contexto: la medición, el tamaño de la copa, antecedentes, sintomatología, pero por más que le incorporemos variables, esa sensibilidad de toma de decisión, no debería estar en nadie más que el médico, que es quien realmente puede definir cuál es el examen adicional que necesita».
«La IA puede hacer una excelente asistencia para el médico. Nunca hemos reemplazado a un médico, ni un establecimiento de salud, ni al Ministerio de Salud. Somos un aliado de todos ellos. Como psiquiatra, yo leo no solo lo que tú me dices, sino cómo me lo dices, cómo estás vestido, tus gestos… Eso no lo puede ver hoy en día una IA, no fácilmente. Sería muy invasivo, con cámaras y sensores«, abunda Asturias.
Ambas jóvenes se centran en mejorar la accesibilidad a los servicios de salud, algo que varía según el código postal en el que se reside. Con Alma se trata de «minimizar el tiempo perdido» con desplazamientos innecesarios y ayudar a dar con el recurso médico adecuado desde donde estén. Y es que, además de las desigualdades de acceso, también existen «barreras culturales» como el priorizar el cuidado de los hijos o el trabajo a la visita al médico. Según explica la impulsora de Alma, que atiende sobre todo a mujeres, muchas personas «no tienen el tiempo ni los recursos y recursos no solo es pagar la prueba médica, es cómo llego al lugar donde voy a hacerla, el día de trabajo que pierdo y quién me cuida a mis hijos».
En Colombia, expone Agudelo, el sistema de salud público «tiene en teoríauna cobertura del 98,9% de la población, pero cuando profundizas te das cuenta de que los tiempos de atención del sistema son de 120 a 180 días o de que ciertos servicios solo están disponibles en ciudades donde hay alta demanda. Si piensas en cómo democratizar el acceso a la salud de manera geográfica, redistribuir la manera en la que se financia el sistema podría tener sentido. En las ciudades pequeñas donde hay menos densidad poblacional, dicen que no se justifica económicamente tener un mamógrafo».
«Si las mujeres no pueden llegar a las pruebas médicas, estas tienen que llegar a las mujeres»
La ideadora de Julieta comparte con Asturias que «tener que desplazarse a otra ciudad es una barrera gigante», especialmente para las mujeres. «Es imposible que una mujer que tiene dos hijos, es cabeza de familia y tiene un trabajo de tiempo completo, se desplace a otra ciudad a hacerse un examen, ella no lo va a hacer por ella nunca. A lo mejor por su hijo sí sacrifica todo, pero por su propia salud no lo va a hacer», sostiene. Ante esta realidad, defiende que «si las mujeres no pueden llegar a los exámenes [pruebas médicas], los exámenes tienen que llegar a las mujeres».
«Un millón» de dificultades en el camino
Como mujeres, jóvenes y emprendedoras, han experimentado un «un millón» de dificultades a lo largo de su aún corta pero fructífera carrera. «Fundegua empezó hace 10 años y tengo cara de bebé. Cada vez que entraba a un cuarto siempre pensaban que era la asistente. En el hospital, cuando entro y digo que soy doctora, hay gente que no me cree. Hoy en día eso ha cambiado bastante. Me ha ayudado que en Guatemala se han unido bastante las mujeres científicas y si me miran así, sigo para adelante y lo ignoro», afirma Asturias. Como uno de los retos más grandes del proyecto, la joven cita lograr financiación.
En este punto, Agudelo añade que «estadísticamente, si hay 100 emprendimientos en Estados Unidos, solo dos de esos ‘startups’ van a ser liderados por mujeres los que reciban financiación. Y normalmente, de ese 2%, solo el 10% son latinoamericanas«. Como su colega, cuando va a una reunión, «siempre asumen que yo soy la asistente de nuestro ingeniero líder».